La clase pasada llegué bastante
temprano, ese día estaba haciendo sol, lo cual me pareció muy raro porque
últimamente ha estado lloviendo o haciendo frío. Con mi amiga Ximena quedamos
de vernos en el murito que queda afuera del edificio K. Hablamos un rato hasta
que llegó Andrea y decidimos ir a clase, de camino al salón comentamos que
siempre nos confundimos cuál es el salón y que muchas veces hemos entrado al
equivocado, cuando llegamos la clase inició. Como es costumbre de la clase
empezamos leyendo las bitácoras.
En las bitácoras que leímos se pudo
ver los meta-modelos y las claves de acceso ocular, estos temas me parecieron
bastante interesantes, ya que son unas herramientas que ayudan a que la gente
pueda decir lo que está pensando. Es importante tener en cuenta que no se debe
mirar todo el tiempo a la otra persona a los ojos porque esto podría llegar a
ser incómodo.
“Se debe tener un 60/40”
El profesor Cobos preguntó que quién más
quería que leyeran su bitácora, pero nadie levantó la mano, así que el profesor
supuso que nadie más la hizo. Digo supuso porque yo sí la hice, solo que me dio
“cosa” de que la leyeran, y así como yo, sé que había más gente. Aunque no hay
que negar que también había gente que no la hizo.
Después continuamos con la exposición de caza-mentiras que no pudimos terminar la clase pasada porque no estaba el grupo completo, solo estaba Lauryn y el profesor dijo que no podía quedar todo el peso de la exposición sobre ella, así que la terminarían la siguiente clase, pero cuando continuaron la exposición en la siguiente clase, igualmente estaba sola Lauryn, pero eso no impidió que lo hiciera muy bien, dejando el tema bastante claro para todos.
Cobos dijo que la clase no se
trataba de que nos volviéramos unos caza-mentiras profesionales, también
comentó que hablar con la señora colombiana que ha desarrollado esta técnica
puede ser un poco agotador e incluso molesto porque pondría en duda todo lo que
su interlocutor dice y como lo hemos dicho en las últimas clases, las mentiras
ayudan a suavizar la vida.
Después, Patricia y Valentina
expusieron su tema, un libro de la misma señora de la que habló Lauryn, creo
que el libro se llamaba no te atrevas a mentirme. Al inicio de la presentación “advirtieron”
que tal vez su tema tendría mucha similitud con la exposición anterior. Y
sucedió algo muy parecido a lo del grupo anterior. Pues su compañera Natalia no
estuvo desde el inicio de la presentación, igualmente todo les salió muy bien.
Uno de los temas que hablaron fue
sobre los tipos de los mentirosos. Me impresionó que el mentiroso profesional
se metiera tanto en la mentira que llega a creer que esa es la verdad, tanto
que se vuelve casi que imposible saber si está diciendo mentiras, no hay que
confundirlo con mitómano. También, me di cuenta del tipo de mentirosa que soy,
es necesario aclarar que todos decimos mentiras, pues yo soy una mentirosa
ocasional, ya que a pesar de que digo mentiras me siento mal por hacerlo.
Para saber si una persona está mintiendo es necesario darse cuenta de la reacción que tienen frente a algún estímulo, un movimiento que no sea común de la otra persona. También, es importante darse cuenta y saber interpretar las micro-expresiones, ya que las personas pueden decir algo, pero sus gestos involuntarios reflejan otra cosa. Si sabemos controlar esas micro-expresiones podremos relacionarnos mejor ya que no vamos a hacer un gesto de desagrado o que pueda molestar a la otra persona.
Cuando una persona usa demasiados
conectores, puede ser posible de que esté diciendo mentiras o si da
explicaciones sin que se las hayan pedido puede que algo no sea cierto en su
discurso.
“Los hombres dicen más mentiras que las mujeres,
pero las mujeres lo hacen mejor”
En clase también vimos varios
videos de entrevistas, encuentros y declaraciones en las que se podía reflejar
cómo los movimientos y expresiones de las personas reflejan la verdad de su
pensamiento y de los hechos.
Para terminar la clase el
profesor dijo que nos pusiéramos de pie e hiciéramos una mesa redonda. Lo primero
que nos puso a hacer fue decir algo de lo que hayamos aprendido en la clase y
el que repitiera tendría que llevar dulces para todos la siguiente clase. Al
inicio pensé que iba a ser difícil y que iba a “perder” porque era una de las
últimas, pero en realidad no lo fue, aprendimos varias cosas que todos dijimos
algo diferente y aún quedaban cosas rondando por mi cabeza.
La segunda parte de la mesa
redonda, con la que la clase terminó, fue hacer una micro-expresión, la mayoría
hizo la misma, sonreían o se quedaban serios. Después de esto todos volvieron a
sus puestos para recoger sus maletas e irse.
Comentarios
Publicar un comentario