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¡Cazamentiras!

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Ya perdí la cuenta y no sé en qué semana vamos, creo que esa era una de las ventajas de ingles, ya que semanalmente debíamos hacer una actividad en la que yo llevaba la cuenta. La clase pasada de investigación social llegué alrededor de las 7:15 a.m, por lo que ya habían iniciado la lectura de las bitácoras o la visualización de los videos, cuando llegué me conecté rápidamente con la clase y estábamos viendo uno de los videos.

Al finalizar el video Cobos dijo que felicitaba a la niña que salía en el video, pues a pesar de que tenía pena de verse no se negó a que viéramos su video, en el que salía con su amigo. Y esa pena es necesario perderla. En esta clase vimos varios temas que me gustaron bastante como las claves de acceso ocular porque son herramientas que nos pueden servir tanto para la vida cotidiana como al momento de ejercer como periodista.

Después, leímos un diario de campo, no recuerdo de quién era, pero si recuerdo que me pareció un poco extraño a medida que iba dando más detalles de la experiencia. Los estudiantes decidieron ir a la biblioteca Virgilio Barco para hacer su salida de campo, allí compartieron con un grupo de personas que hacen Soft Combat, una actividad en la que recrean guerras medievales, es una especie de ajedrez real en el que usan armas con las que no se hacen daño, como “espadas” de espuma. La verdad nunca había escuchado esta práctica y me pareció un poco extraña. Además, cuando mostraron un video corto que hicieron del momento de una de las “guerras” me pareció interesante como las personas entran en ese mundo y se creen la historia, puede que uno al no entender el objetivo del juego no le vea la gracia y por eso, tal vez, es que me parezca raro.

Una de las recomendaciones que le dio Cobos al grupo que hizo esta salida fue hacer entrevistas a más gente con la técnica del metamodelo. Es necesario recordar que con esta técnica no se cae en el sistema de creencias de las personas, ya que se evita el por qué y se hace un mayor uso del cómo lo sabe o quién lo dice. También nos explicó la diferencia entre una crónica y una salida de campo, y es que la última tiende a ser más subjetiva.

Luego, leímos la última salida de campo del día, la de una niña, que tampoco recuerdo el nombre, la cual fue a unos piques ilegales junto con su novio, quien los llevó fue un amigo de su clase de inglés que frecuenta este lugar y que conduce un poco rápido e imprudente. Desde el principio me causo un poco de risa por la forma en las que describía las reacciones. Como que no querían pagar la entrada y al final lo hicieron o que cuando ya iban para la casa, el mismo amigo iba conduciendo solo que esta vez no tenía la capacidad de usar el 100% sus sentidos, así que ella decidió rezar en todo el camino.

Después el profesor habló de la influencia de los medios y la manera en que estos logran hacer que los demás imiten lo que vean. Esto lo explicó con la frase “para dónde va Vicente, va la gente”. Hoy en día nos dejamos llevar por lo que dicen las redes sociales, si sale una moda nueva, artículo innovador o incluso formas de comportarse frente algunos momentos la gran mayoría de las personas va a querer hacerlo. Nos contó que después de que salió la película Rápidos y Furiosos el número de muertes en accidentes de auto aumentaron, ya que la gente se creía Dominic Toretto.

Los video juegos también influyen en el comportamiento de las personas. Según estudio hecho por Bruck University en Canadá, el comportamiento hostil aumenta en niños y adolescentes que juegan videojuegos violentos durante años. (Van Leeuwen, 2013)

Esta opción de imitar lo que vemos empieza desde una edad temprana porque nuestro aprendizaje se da por ese mismo camino, la imitación. Cuando tenemos incertidumbre o no sabemos qué hacer, tendemos a copiar lo que hace el otro. Para contextualizar este tema a la realidad Cobos nos preguntó que cuando viajamos ¿en qué restaurante tendemos a parar para comer? Y es que, normalmente, uno para dónde hay más carros parqueados, pues esto hace creer que el restaurante es bueno.

Teniendo en cuenta el ejemplo anterior, Cobos nos contó un experimento que él hizo cuando abrió un restaurante. Llamó a todos sus amigos y les dijo que esperaran afuera e hicieran una fila, con eso la gente pensaría que el restaurante está lleno y que aun así algunos están esperando para entrar, lo que significaría que el restaurante es muy bueno, cuando en realidad adentro no había nadie. Pero la gente al ver la fila se animaría a entrar porque “para donde va Vicente, va la gente”.

Luego, vimos el video juegos mentales, aprendizaje social en el que se podía ver como una mujer que llega por primera vez a un lugar, en cual ya había gente, adopta las reglas que ese grupo ha creado sin saber el porqué, simplemente las sigue. Las personas que estaban en una sala de espera se levantaban de la silla al escuchar un pito, al inicio la mujer nueva en el lugar no lo hacía, pero al ver que era la única que no lo hacía se unió al grupo y se podía ver más cómoda. Con el pasar del tiempo las personas, una por una, fueron abandonando el lugar hasta que la mujer quedó sola, a pesar de eso, ella continuó con la regla y cuando llegó gente nueva ella se encargó de enseñarla. El video daba risa porque las personas se acogían a una regla que no sabían cuál era el objetivo de esta, pues refleja que las personas somos capaces de acogernos a situaciones nuevas con el fin de encajar.

Después, Cobos dio paso a un tema muy interesante. ¿Cómo sabe si me están diciendo mentiras?, no es que las mentiras sean malas, por el contrario, las ayudan a suavizar la vida. Por ejemplo si una niña le dice a su novio que está fea, que ese no es día, él le va a decir que eso es mentira porque se ve hermosa, aunque no lo este y que prefiere decirle eso para no dañar sus sentimientos o solo evitar una posible pelea o disgusto.


A la hora de hablar con alguien la otra persona puede decir mentiras por más simple e insignificante que sea la pregunta que se le haya hecho. Como ¿te acuerdas cuando estabamos en el colegio y pasó tal cosa? la persona puede que diga ahhh sí, claro. Pero en realidad no lo recuerda y esto se puede saber con su mirada.

Si mira hacia arriba puede que sea verdad y esté recordando algo, pero si mira hacia bajo es porque tal vez lo que va a decir es mentira o está buscando qué decir



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